Alexander Binder
(Alemania, 1976)
Alexander Binder, con sede en Stuttgart, nació en 1976 en la zona de la Selva Negra de Alemania; es un fotógrafo autodidacta sin ningún tipo de educación artística formal. Mirando la creación a través de lentes antiguas, lentes auto construidas, prismas y juguetes ópticos, invita al espectador a un viaje psicodélico en un universo lleno de contrastes: las fotografías en color chocan con otras obras densas en blanco y negro, donde vida y muerte, belleza y fealdad se enfrentan.
Kristall ohne Liebe (traducido literalmente: "Cristal sin amor") es un viaje visual a un mundo místico y onírico paralelo.
Atraído por el ocultismo y el misticismo, sus referentes son el mundo visionario de la ciencia ficción, las novelas fantásticas, el terror lovecraftiano, las teorías de la conspiración y los cómics underground.
En su trabajo le gusta jugar con la conocida y aceptada idea de que la fotografía es un medio de documentación del mundo, un espejo fiel de la realidad. El uso de esta herramienta para captura planes invisibles y mágicos crea confusión, pero también ayuda a cuestionar nuestra percepción del "mundo real". La pantalla que nos separa de lo profundo.
Los bosques y la naturaleza salvaje llenos de fuerzas telúricas invisibles y oscuras como espacios del subconsciente donde la frontera entre el entorno y el yo se desvanece es lo que quiere mostrar en sus imágenes.
Por él, las fotografías son sigilos, símbolos gráficos utilizados en la magia como firma de una entidad espiritual. En el uso moderno, especialmente en el contexto de la magia del caos que tiene adeptos como los escritores Robert Anton Wilson, Allan Moore o los músicos de Die Antwoord, los sigilos se refieren a una representación simbólica del resultado deseado del mago.
Según el autor, siempre odió la estética limpia y los resultados perfectos de las lentes estándar. Su visión personal de la fotografía le llevó con la fotografía estenopeica, con cámaras de plástico baratas y viejas lentes soviéticas. Sus objetivos fotográficos preferidos consisten sólo en un pequeño agujero en un pedazo de papel metálico unido a una placa de cubierta.
Los diseños de sus cámaras de autoconstrucción no son realmente elaborados y parecen más bien amateurs, llenos y lentos pequeños rasgos de cámaras viejas cargadas con película caducada en color o blanco y negro.
Una práctica estética que rehuye los píxeles y los modernos sensores digitales.
Carrer Joaquim Blume (Mapa)